Patologías ungueales que NO son hongos. Parte I

Es frecuente encontrarnos en nuestro centro, y seguro que en el de nuestros compañeros, con pacientes cuyo motivo de consulta es “hongos en la uñas” o “una uña con hongos”. Sin embargo, en más del 90% de las ocasiones no se trata de una onicomicosis (infección de hongos en la uña). En contadas ocasiones, el paciente aporta un cultivo en el que reza “presencia de dermatofitos”. Obviamente el cultivo no miente, pero una cosa es que haya dermatofitos, y otra es que exista una colonización e infección causada por dicho hongo. 

El objetivo de este artículo es mostrar las numerosas patologías de las uñas que NO son infecciones por hongos.

Anoniquia: falta congénita de la uña. 

Onicoatrofia: pérdida atrófica de la uña, puede ser congénito o adquirido.

Lineas de Beau: líneas transversales causadas por traumatismos o enfermedades sistémicas. 

Braquioniquia: se trata de una alteración genética, la uña es más corta de lo habitual (dedos en raqueta). 

Cromoniquia: coloración anormal de la uña. Puede deberse a alteraciones sistémicas, factores externos o medicamentos.

Uñas en vidrio de reloj o en palillos de tambor: se debe a una afectación pulmonar.

Onicotilomanía: Surcos transversales por un traumatismo repetitivo autoinfringido. Se resuelve en cuanto desaparece el frotamiento.  

Retroniquia: una lámina ungueal se mantiene pegada a la piel del lecho, pero sin conexión con la matriz. Es un obstáculo para la nueva lámina, que también se desconecta de la matriz, y queda atrapada entre piel y lámina anterior, esto lleva al apilamiento de múltiples láminas ungueales.    

Salomé del Boz González
José Ramón Rodríguez Ruiz

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