Lesión muy habitual, que en la gran mayoría de los casos se debe a una rotación del dedo. La causa final de la lesión es la continua fricción del calzado sobre la misma zona. Dicha fricción la causa el uso de calzado estrecho.

Es una lesión muy dolorosa, e invalidante en estadíos muy extremos, llegando incluso a ulcerarse, esto se debe a la poca grasa y musculatura que existe entre la piel y la articulación, o los mismos huesos. Por ello, y como con cualquier patología de cualquier parte del organismo, debemos tratarla, y no actuar con “la técnica del avestruz” o “del caballito de mar”, estos animales no miran el problema y así creen que éste desaparece.

Tratamiento.

• Preventivo. Usar un calzado adecuado a la morfología de nuestro pie, usar calcetín siempre. En casos extremos se puede usar alguna crema anti-rozaduras, que evitan la fricción en la zona susceptible de lesión.
• Tratamiento conservador. Quitar cada cierto tiempo “el callo”, para evitar que profundice en exceso. También podría tratarse con una ortesis de silicona que protegiera la zona lesionada.
• Quirúrgico. Eliminar el exceso de tamaño del cóndilo de la articulación interfalángica, para evitar el exceso de fricción en la zona.

Todos los tratamientos son compatibles entre sí. El no tratarlos conlleva el peligro de que se ulceren, pudiendo desembocar, en casos extremos, en la amputación del dedo, pie o pierna.