
Golf
El swing es un movimiento, que resulta muy agresivo para los pies, pues se produce un traspaso de cargas rápido, combinado con un movimiento de pronosupinación extremo.
En el movimiento inicial del swing el centro de gravedad se mantiene en el mismo punto, éste sí se traslada hacia el pie adelantado bruscamente tras el choque del palo con la bola. Dicho traslado de fuerzas va acompañado de un movimiento de pronación del pie atrasado, y un movimiento de supinación del pie adelantado. El mantener la cabeza inmóvil al torsionarse nos ayuda a que el centro de gravedad no se mueva. Así como moverla en el momento óptimo que necesitamos para ejecutar un buen swing, al final del movimiento. A mayor torsión del tronco antes de ejecutar el swing, tendremos mayor energía potencial y de espacio, con lo que conseguiremos una alta velocidad de impacto. Obviamente, lo difícil es deshacer el “escorzo” sin mover la cabeza.
Uno de los golpes más particulares es el approach, ya que la colocación de los pies influye activamente en la trayectoria de la bola.
En el momento de patear unos pies inestables pueden provocar que echemos por tierra un buen hoyo, ya que la precisión en el Green debe ser máxima.
En conclusión, la necesidad de estabilidad en el swing nos sugiere que debemos acabar con cualquier tipo de inestabilidad que ofrezcan nuestros pies. Para ello debemos propiciar que el movimiento de pronosupinación en el swing sea lo más controlado posible.
Salomé del Boz González
José Ramón Rodríguez Ruiz