Se trata de la incapacidad del primer metatarsiano para desempeñar su papel de soporte y clave de palanca anterior del pie. Esta incapacidad desequilibra  la parte delantera del pie, y transfiere cargas a las siguientes cabezas metatarsales, que no están diseñadas para cargar tanto peso. Se trata de una alteración muy frecuente.

Sintomatología

El metatarsiano más perjudicado del traspaso de cargas es el más cercano al primero, es decir, el segundo. El hecho de ser el más largo también le hace más vulnerable. Sin embargo puede afectar a todos los metatarsianos menores, incluso a partes blandas como el los nervios, provocando neuromas como el de Morton. También afecta a las articulaciones metatarsofalángicas, con patologías como el síndrome de predislocación (rotura del plato flexor). Ya que la primera cabeza metatarsal no soporta el peso para la que está diseñada, y éstas son transferidas a las cabezas metatarsales menores, en la piel pueden apreciarse hiperqueratosis (durezas) en la zona central de la almohadilla metatarsal, así como en las zonas intermertatarsales por fuerzas de cizallamiento entre los propios metatarsos. El Hallux abductus valgus (juanete) es también una posible consecuencia de esta alteración. Una hiperqueratosis muy típica es la que aparece en el primer dedo en la zona interna de la articulación interfalángica.

Tratamiento

El tratamiento pasa por “acercar” el primer metatarsiano al suelo, lo más simple es con una plantilla. En casos más graves, la cirugía es una opción muy óptima para solucionar dicho problema.