Trabaja sin dolor
Muchas personas tienen profesiones cuya actividad física, en un alto porcentaje del tiempo, consiste en estar de pie moviéndose en una reducida superficie de terreno. Ejemplo de ello serían profesionales de la hostelería, del comercio, de peluquería, del turismo, entre otros.
Permanecer muchas horas de pie caminando poco, y por superficies reducidas provocan diferentes alteraciones en los pies, y en el resto del organismo. La más importante es un problema de retorno venoso, debido a la falta de caminar. Centrándonos en los pies, el periodo prolongado provoca un aumento de temperatura y humedad dentro del calzado, con la lógica dilatación de los pies y sus correspondientes tejidos. Todo ello provoca una mayor presión del calzado contra los propios pies, ya que la dilatación del material del calzado es más lento sea éste el que sea, produciéndose así; uñas encarnadas; helomas (callos) en la zona superior de los dedos; Helomas interdigitales (ojos de gallo); rozaduras de diversa índole y diferentes zonas de los pies; Haglund (calcificación en la inserción del tendón de Aquiles), entre otras. Además de todo eso, el hecho de permanecer muchas horas de pie, y dependiendo de nuestra morfología de pies, así como de ciertas alteraciones sistémicas, pueden dar lugar a que podamos necesitar plantillas, para así ayudar a que nuestros pies no se deformen debido a nuestra actividad y nuestra circunstancias previas. De esta manera podría protegerse y alargar la vida de nuestra almohadilla, plantar, evitar el hundimiento de nuestro arco, prevenir o revertir fascitis plantares, espolones, tendinitis de tibial posterior, tendinitis de peroneos, exceso de amortiguación de nuestros pies que provocan un “aumento de su anchura y longitud”.
En definitiva, si deseamos que nuestros pies no sean una preocupación más en nuestra profesión, existe la manera de hacerlo, sin que ello tenga que suponer un problema mayor, sino todo lo contrario. “Trabaja sin dolor”.
Salomé del Boz González
José Ramón Rodríguez Ruiz